¿Donde queda el cielo?

¿Donde queda el cielo?

sábado, 4 de septiembre de 2010

En los Buses

Me gusta ir en un bus. Si tengo el tiempo, prefiero coger bus y hasta varios antes de irme en un taxi. Es genial me encanta escuchar a las personas, me gusta ver lo que les pasa. Al fin y al cabo en ese punto muchas vidas se están tocado. Lo mejor de este medio de transporte es que es un servicio para todos, es por eso que se siente en ese pequeño espacio una tensión, un calor mas allá de lo corporal que está lleno de historias, destinos, desprecio, humillaciones, victorias...

En esta semana iba en un bus que cogí desde la autopista con 127 hasta mi casa que queda por la novena. Aparte de las personas tan únicas que se iban subiendo, todos con un afán impresionante porque la hora ya decía que casi todos nos destinábamos a la casa (7 p.m.), estaba una señora que me llamó la atención hablando por celular. 

No era su celular, ni la señora, era lo que decía.

Primera llamada: Se enteró que alguna persona (juana) le había dicho algo a (jimena)... La señora se puso muy brava y empezó a hablar más duro por el celular. Ahora todo el bus podía escuchar lo que ella decía.

Segunda llamada: Esta señora llama a Juana y muy brava le dice que no tenía ninguna autoridad para contarle ninguna cosa a Jimena y que cómo se le ocurría si ella ya tenía todo planeado.

(En este momento se sintió mucha tensión en el bus, yo creo que no era el único que estaba pendiente de toda la historia, además era inevitable la señora estaba ya casi gritando!)

Tercera llamada, Luego de 10 mins de regaño a Juana: La señora llama a su hija, y le dice casi llorando: Yo no sé que hacer, porque es que estoy confundida, yo quiero que su papá, Jimena y yo hablemos los tres porque es que cada uno me dice cosas por separado. Ellos me dicen que son compañeros de trabajo pero yo ya los he visto, me lo han contado... Yo no sé que creer hija...

Ya era hora de bajarme del bus, la señora se quedó hablando por su celular, con el mismo tono alto y ahora casi llorando.

Esta es una historia pero de la vivencia de otra persona. Sin embargo de una u otra manera, ahí viví, es como cuando uno ve una película, ya la vive, ya la vio, ya la pasó. Pague un pasaje de bus para escuchar  un momento, agradáblemente (para mí) tuve la oportunidad de entretenerme con la señora. 

Esto es lo que pasa en los buses, algunos días no pasan nada, otros días en los buses se gestan historias que nos entretienen y nos sirven para alimentar nuestra imaginación.

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